sábado, 9 de marzo de 2013

Cara al campo



España, llora mientras los políticos hacen palma en el congreso. 
Sufre por los miles de parados, desahuciados y despedidos de sus viviendas, por culpa del engaño hipotecario, porque tal vez sus niños se van a quedar sin la educación escolar que tanto le costó proporcionarles.


Llora, por todos sus hijos a los que ha tenido trabajando honradamente a los que ahora han echado a la calle, y están a las puertas de la indigencia
Se siente dolida por la pérdida de valores, por todos aquellos a los que educó en fe, en honradez, hidalguía y patriotismo. 


Se siente relegada, ni ella misma se reconoce, se siente fracasada, y ahora hipotecada para poder conseguir pagar las deudas que muchos de sus hijos han provocado, por su egoísmo, avaricia y descontrol desmedido.


Una de sus provincias mayores, se quiere marchar de casa.
España, se está dando cuenta que como no espabile, sus otras hijas querrán seguir el ejemplo.


Pues que deje de llorar y recuerde sus mejores grandezas, cuando en sus tierras no se ponía el sol.
No es hora de lamentarse. 
Ahora tiene que mirar a este pueblo, que pide auxilio. Ver a las familias, sin trabajo ni viviendas. Y oír la voz de los campesinos extenuados de tanto clamar ayuda para las tierras.


Ahí está la clave de gran parte de tu futuro. No lo busque más lejos. La tierra, esa es tu despensa y hoy se está quedando vacía.

A mi querida amiga María Hidalgo


Parece que esta mañana, el cielo ha recuperado la tranquilidad. El viento se ha calmado y en mi patio se respira ese olor al huerto y a jazmín. Los pájaros vuelven a él. Pues gustan picotearlo.
Yo lo veo desde dentro y me encanta observarlo. Es algo maravilloso, cuando abro la ventana y veo esos paisajes que pinta la madrugada.
Me he perdido en el recuerdo, cuando otros campos miraba. Recuerdo el muro de piedra que del mundo nos separaba, de aquel patio blanqueado, con desconchado y desierto, eran mis años de niña que viví en el convento, tanto fuera en el verano, o en el frío del invierno.
Recuerdos de infancia viva, porque la infancia no muere, que siempre se quedan dentro de nosotros escondida.
El recuerdo del momento que viví, me ha despertado de un sueño, y me ha dicho: aquí, seguimos. Deja de hurgar en tu mente. ¡Deja el pensar en pasado y dale permiso al presente!
Y en presente pienso, rememorando aquel pasado y despido a una amiga que formó parte del. María García Hidalgo.

Caen las últimas hojas del calendario del 2012, rasgando la brisa a penas con un susurro de neblina rosada, llevando en su vuelo
el suspiro leve del dolor final y palabras de resignación, cual hermoso verso, Sé, me dijo: “Este es el final, reza por mí”.
Y le contesté: Él está en ti, no tengas miedo, con un sabor a final, que no lo es, ya que solo es el traslado a un mundo mejor.
Sabor esperanza y sabor malva en los matices del día frío, como cuando nació el niño de belén.

Pasan por mi pensamiento, aquellos minutos de despedida, pero que me sabe a comienzo por una amiga que se marcha a toda prisa, seguro que Jesús la quería con Él en esta navidad.

Una llamada telefónica me hace prever que esas serían mis últimas palabras con ella.
Su débil lamento de dolor, casi disimulado, me advirtió que debía despedirme de inmediato. Más fue tanta su generosidad que aún sacó fuerzas de flaqueza para interesarse por mi salud.

Su vida compartida en muchas ocasiones, con muchas horas diarias incluso noches, con la señorita Laura, hizo que se le contagiaran sus virtudes.

Yo las veía muy parecidas a las dos. Hasta en el físico se me parecían un poco. Pelo blanco, ensortijado, alta delgada y el caminar ligero. Eso en lo que la he conocido, me di cuenta de que su actitud era muy correcta pero enérgica. Por eso digo del parecido que le veía, con nuestra señorita Laura.

Para los que creemos en una vida eterna llena de gozo, sabemos que ellas han tenido la oportunidad, de reencontrarse con el Padre en ese maravilloso lugar. Allí se acabó el sufrimiento y ya, estarán rogando por todos los que las quisimos y por todo su pueblo perote que la ha admirado hasta el último momento. Mujer que tuvo el valor de una semana antes con fiebre alta y casi sin poder, asistir al funeral de su prima.

Gracias amiga María, que nos acompañaste en nuestra niñez junto a la señorita caminando, durmiendo donde nos daban albergue y cargando los alimentos que las buenas personas donaban para su niñas Segura estoy de que Dios, te lo ha pagado el ciento por uno.

Gracias amiga desde Tenerife, de quien siempre te ha querido. Desde este lugar quiero reconocerlo públicamente. Gracias por tu generosidad. Un beso muy grande allá donde te encuentres mi querida amiga María García Hidalgo.


No hay mal que por bien no venga


 Amanece hoy, un viento más calmado, tras la furia de estos días.
Las nubes juegan con el sol al veo, veo, ahora si, ahora no.
El sol con sus ojos grandes y fuertes, descontrola a quien lo mira.
El viento hoy ha dejado de gruñir como un lobo feroz. Hoy está jugando con las palmeras, que cansadas y hartas de aguantar sus envestidas, se dejan llevar, si ponerle mayor asunto.
Aburrido él también y como trasnochado de un carnaval. Emprende la retirada, cansado, de la batucada.
¡Yo, no se a donde irá!
Pero atrás ha dejado, un gran recuerdo de furia, de tempestad.
Al mar medio dislocado, produciendo altas olas, y a varios metros de él.
Las barcas casi zozobran, y las personas, automóviles y casas,
quedan bajo el resguardo.
Los colegios están vacíos, también la universidad, los aeropuertos parados.
¿Cómo atreverse a volar, si hasta los pajarillos, por encima del asfalto se han puesto a caminar?
La policía trabaja con ahínco y sin descanso, cuidando a la población, mientras los niños felices, ignorando todo mal, no entienden lo que nosotros con respecto al temporal.
Solo saben que hoy por fin, pueden tranquilos jugar,
pues es un día de fiesta, están papá y mamá, por el motivo que sea,
hoy no tienen compromisos con esta gran sociedad.
¡No hay mal que por bien no venga, se me ha ocurrido pensar!
La otra cara del temporal es la que se me ocurre tras leer un artículo del amigo Pepe.
Desde mi ventana el mar, si se ve. Y estos días ha estado muy, pero que muy enfadado. ¿No puede ser, amigo lector, la voz de su amo?
“Puede que no la conozcamos bien, que suene a metáfora, pero alguien nos está avisando que, esta España no marcha, que está haciendo naufragar a muchos hogares, dejando sin el pan de cada día a muchas personas, y que como esto siga así, aparecerá un día la sorpresa inesperada, que tome las riendas por su cuenta.
¡Que Dios no se queda con nada de nadie!
Nos está avisando y no le hacemos caso.