España, llora mientras los políticos hacen palma en
el congreso.
Sufre por los miles de
parados, desahuciados y despedidos de sus viviendas, por culpa del engaño
hipotecario, porque tal vez sus niños se van a quedar sin la educación escolar
que tanto le costó proporcionarles.
Llora, por todos sus
hijos a los que ha tenido trabajando honradamente a los que ahora han echado a
la calle, y están a las puertas de la indigencia
Se siente dolida por
la pérdida de valores, por todos aquellos a los que educó en fe, en honradez,
hidalguía y patriotismo.
Se siente relegada, ni
ella misma se reconoce, se siente fracasada, y ahora hipotecada para poder
conseguir pagar las deudas que muchos de sus hijos han provocado, por su
egoísmo, avaricia y descontrol desmedido.
España, se está dando
cuenta que como no espabile, sus otras hijas querrán seguir el ejemplo.
Pues que deje de
llorar y recuerde sus mejores grandezas, cuando en sus tierras no se ponía el
sol.
No es hora de
lamentarse.
Ahora tiene que mirar
a este pueblo, que pide auxilio. Ver a las familias, sin trabajo ni viviendas.
Y oír la voz de los campesinos extenuados de tanto clamar ayuda para las
tierras.
Ahí está la clave de
gran parte de tu futuro. No lo busque más lejos. La tierra, esa es tu despensa
y hoy se está quedando vacía.