La palabra carnaval significa
adiós a la carne y su origen se remonta a los tiempos antiguos en los que por
falta de métodos de refrigeración adecuados, los cristianos tenían la necesidad
de acabar, antes de que empezara la Cuaresma, con todos los productos que no se
podían consumir durante ese período (no sólo carne, sino también leche, huevo,
etc.)
Con este pretexto, en muchas localidades se organizaban el martes anterior al miércoles de ceniza, fiestas populares llamadas carnavales en los que se consumían todos los productos que se podrían echar a perder durante la cuaresma.
Muy pronto empezó a degenerar el sentido del carnaval, convirtiéndose en un pretexto para organizar grandes comilonas y para realizar también todos los actos de los cuales se "arrepentirían" durante la cuaresma, enmarcados por una serie de festejos y desfiles en los que se exaltan los placeres de la carne de forma exagerada, tal como sigue sucediendo en la actualidad en los carnavales de algunas ciudades, como en Río de Janeiro o Nuevo Orleans.
Con este pretexto, en muchas localidades se organizaban el martes anterior al miércoles de ceniza, fiestas populares llamadas carnavales en los que se consumían todos los productos que se podrían echar a perder durante la cuaresma.
Muy pronto empezó a degenerar el sentido del carnaval, convirtiéndose en un pretexto para organizar grandes comilonas y para realizar también todos los actos de los cuales se "arrepentirían" durante la cuaresma, enmarcados por una serie de festejos y desfiles en los que se exaltan los placeres de la carne de forma exagerada, tal como sigue sucediendo en la actualidad en los carnavales de algunas ciudades, como en Río de Janeiro o Nuevo Orleans.
Fiestas paganas y cristianas
que confunden al pueblo. Es así “la cosa”.
Fiestas, grandes que nada ni
nadie ha conseguido que se dejen de celebrar. Incluso en tiempos de guerra,
aunque camufladas con el nombre de “fiestas de invierno”.
Alrededor de ellas se
fraguan muchos puestos de trabajo, durante todo el año. Es el más grande de los
eventos de Santa Cruz de Tenerife.
Salen a las calles personas
normales que a diario trabajan. Y después no tienen el más mínimo problema en
caracterizarse. Mis hijas y sus niños han salido disfrazados cada cual a su
gusto. Mi yerno se ha puesto un traje de gitana, peluca y demás complementos y
se lo han pasado fenomenal.
En fin, luces y sombras,
pero mucha diversión. ¿Qué más puedo decirles?
Que aquí, tienen una gran
ocasión para no olvidar esta isla Tinerfeña. Que en estas fechas se baila al
ritmo de zamba y de lo que le echen. Santa Cruz, reluce, se viste de gala. Así
van mutando las penas, y parece una colmena humana. Sumérgete en la esfera, la
fiesta te espera.
¡Aaaaa... y no olvides tu
disfraz!
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