(Pintura de Mª Ángeles López)
Son historias de un convento,
lo que te quiero contar,
serán solo unos momentos,
pues no te quiero cansar.
... --------,
Niñas vestidas de azul, en las mañanas hermosas,
caminaban por los campos, alegres, muy salerosas
que al pasear se sentían llenas de vida,
se contagiaba, del grupo gran alegría.
Ya que eran los paseos que hacían día tras día.
Era un lugar muy amable. Allí en aquel convento,
teníamos dos cabritas, cochinillos y un jumento.
Un corral con gallinas, conejos y palomas,
algún gato, y un perrito que se llamaba Sultán,
los cuidábamos a todos, como buenas granjeras,
nadie nos molestaba, pues allí, éramos la dueñas,
El hacer aquel trabajo, era igual que un juego,
y todo se convertía en un recreo.
Y son alegres recuerdo, estas historias,
son los momentos más grandes de mi memoria.
Con mucha añoranza de nuestros tiempos,
Todas los recordamos llenos de gloria.
Con finales muy felices, como el mejor de los
cuentos.
Dábamos gritos al aire, para que respondiera el
eco.
Tal vez aún en el Hacho se recuerde en las mañanas
estos gritos, estas risas de tantas “Niñas Laura”.
<Abuela esto no es un cuento, dice Alonso
dulcemente.
Esto es parte de tu vida, pero pienso de verdad
que para mí es mejor, es tu propia realidad.
Dame un abrazo y un beso. Ahora te quiero más. –
María de los Ángeles López.
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