La niña de la isla.
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Ella nació frente al mar, allí estaba su casita
... toda pintada de blanco, en una isla bonita
era un lugar solitario.
Y siempre se despertaba con la canción de las olas,
bajando luego a la arena, a jugar con caracolas.
De pronto vio una sirena con el cabello muy largo,
medio cuerpo de mujer, y de cintura para abajo,
era totalmente un pez.
Se hicieron muy amiguitas nunca más se encontró sola.
Su amiguita la sirena, la cuidaba a todas horas.
Jugaban muy largos ratos enseñándola a nadar
y así, de cuando en cuando, allá por el acantilado
Se solían alejar.
Encontraron a más amigas, más sirenas que cantaban
y a la pequeña isleña, sus cantos la fascinaban.
Regresaban nuevamente, mas un día de repente,
la niña quiso visitar el lugar donde vivían,
sintió gran curiosidad.
Las sirenas muy alegres, cantando se introdujeron
en un mundo muy extraño y a la niña le dio miedo.
Y desde entonces en la isla, donde su casita está.
En esas noches de luna, se oye a su madre cantar,
tristes canciones de cuna.
Pero nunca su mamá, volvió a saber de la niña.
Y se murió con la pena de no volverla abrazar.
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Ella nació frente al mar, allí estaba su casita
... toda pintada de blanco, en una isla bonita
era un lugar solitario.
Y siempre se despertaba con la canción de las olas,
bajando luego a la arena, a jugar con caracolas.
De pronto vio una sirena con el cabello muy largo,
medio cuerpo de mujer, y de cintura para abajo,
era totalmente un pez.
Se hicieron muy amiguitas nunca más se encontró sola.
Su amiguita la sirena, la cuidaba a todas horas.
Jugaban muy largos ratos enseñándola a nadar
y así, de cuando en cuando, allá por el acantilado
Se solían alejar.
Encontraron a más amigas, más sirenas que cantaban
y a la pequeña isleña, sus cantos la fascinaban.
Regresaban nuevamente, mas un día de repente,
la niña quiso visitar el lugar donde vivían,
sintió gran curiosidad.
Las sirenas muy alegres, cantando se introdujeron
en un mundo muy extraño y a la niña le dio miedo.
Y desde entonces en la isla, donde su casita está.
En esas noches de luna, se oye a su madre cantar,
tristes canciones de cuna.
Pero nunca su mamá, volvió a saber de la niña.
Y se murió con la pena de no volverla abrazar.
Doña Ángeles, preciosa la poesía.... Enhorabuena por su capacidad creativa y su sensibilidad.. Gracias!
ResponderEliminarGracias a ti, por leerme y tu amable comentario. Poquito a poco espero ir haciéndolo mejor.Un abrazo.
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