Como un prodigioso distintivo de incalculable belleza terrestre, surge el embrujado encanto de nuestro padre el Teide, como lo llaman los canarios. Son incontables las coplas, himnos, malagueñas, isas o folias, en las que no figuren con nativo orgullo, la grandeza de su nombre aborigen.
Ayer con alegría asistí a la celebración del día de Canarias en el colegio María Rosa Alonso de Tacoronte.
Ahí están estudiando actualmente dos de mis nietos.
Una fiesta digna de vivir. Los niños desde su primeros años de vida aprenden con cariño la vida, costumbres y juegos de su tierra. Nada más entrar, se han encontrado el patio convertido en una preciosa romería. Padres de cada curso han montado carpas y la han engalanado con trajes y objetos decorativos típicos de la isla. Han aportado comidas y postres canarios.
Actuaciones de todos los cursos preparados con mucho esmero por sus profesores/as. Canciones, poesías, juegos todos hechos a la antigua usanza. Todos ataviados con trajes de la época.
Yo, desde las gradas acompañada de la familia y mi nieta Leire disfruté mucho viendo como mis nietos, uno, Martín, cantaba por el micrófono mientras todos bailaban en el centro de la cancha. Y el otro, Alonso, dejaba toda su valentía luchando y derivando a su rival.
Mi orgullo de abuela fue inesperado cuando tantas voces de hombres lo jalearon y aplaudieron.
El broche final de las actuaciones terminó con un berlina, baile típico de la isla del hierro realizado por todos los profesores que para no faltar a la verdad, les quedó del diez.
Se disfrutó unas horas de convivencia digna de mención, desde la entrada el recinto dejó atrás todo tipo de problemas, no se oía ningún comentario sobre lo mal que esta la vida, ni de la crisis..solo noté que todos queríamos tener una jornada de convivencia de lo mejor. El tiempo nos acompañó y a los niños los vimos muy felices e integrados al cien por cien.
Un día maravilloso vivido y supervisado por ese Teide gigante.
Se oyó por megafonía esta canción.
Soy la sombra de un almendro, soy volcán, salitre y lava.
Repartido en siete peñas late el pulso de mi alma.
Soy la historia y el futuro, corazón que alumbra el alba de unas islas que amanecen navegando la esperanza.
Luchadores en nobleza bregan el terreno limpio de la libertad.
Esta es la tierra amada; mis islas Canarias.
Como un solo ser juntas soñarán un rumor de paz sobre el ancho mar
Ojalá esto siga por muchos años, por el bien de todos. Que la escuela sea eso, la que una a la familias. ¡¡¡maravilloso!!!.