Desde Tenerife saludo a un amigo de Álora y le digo: Pepe ¿como esta el día por ahí? Me contesta: "Después de estas lluvias y fríos, hoy ha hecho un día precioso, casi primaveral. Ángeles ¿Si vieras como están los campos? Hoy he estado en la fuente de la Higuera junto a unos amigos". No me digas más, le digo: Tengo la imagen de esos dos kilómetros que van desde el convento hasta el pueblo, grabados en las retinas.
Fueron muchos años haciendo ese recorrido, jugando por la carretera mientras íbamos al pueblo. Nos acercábamos a refrescar las manos en los días de calor, recuerdo que no nos dejaban beber por miedo a las sanguijuelas.
En la era debajo de un gran algarrobo -que no sé si aún se encuentra allí- pasábamos muchas tardes de recreo en los días de buen tiempo, hablando con la señorita Laura, que acostumbraba llevar papel de dibujo y carboncillo para tomar algunos apuntes utilizando como modelo a alguna de sus niñas. A más de una de nosotras nos hizo fotos.
Me dices que estoy muy aferrada a esos recuerdos; tienes razón. Mas creo que moriré con ellos. Para mí fue una etapa de intensas experiencias y aprendizaje en el camino de la vida.
Alrededor de esta fuente, había un campo muy grande que en primavera y verano se encontraba sembrado en años alternos unas veces de trigo y otras de cebada. Cuando el trigo estaba verde y el aire movía las espigas, parecía el mar con las olas formadas por ese movimiento.
Desde aquí y entre mis recuerdos aparecen imágenes que me llevan a esos momentos en que contemplaba lo precioso de los campos y todo su entorno. Hay una roca muy visible desde la carretera que nosotras le pusimos el nombre del 'sillón del rey' debido a su forma.
Otras tardes elegíamos subir por la falda del Hacho sin llegar a la cumbre, cosa que sólo hacíamos el 3 de mayo para oír una misa que se decía en honor a la Santa Cruz. Acudían muchas personas del pueblo y su comarca.
Como les iba contando, por la montaña solíamos recoger leña para el consumo del horno y cocina. También flores, tomillo, romero pues todo era de utilidad para nuestra casa. No teníamos la necesidad de hacer gimnasia ya que todo el ejercicio era más que suficiente para mantenernos en forma y a su vez ese aire puro era muy bueno para nuestras vidas.
26-03-2011 02:02:54 Maria angeles Lopez dice:
ResponderEliminarJosé. Asi es. En mi pensamiento paso en ellos muchos y buenos ratos. Como aquel pequeño Peter Pan de mi primer Árticulo.¿Lo recuerdas?.
26-03-2011 00:48:00 Jose dice:
La descripción es preciosa; el campo sigue tan hermoso como cuando tú andabas por aquí, aunque mirándolo despacio, no te has ido nunca...
25-03-2011 21:41:58 M. Angeles.lopez dice:
Amigo Totero. La primavera para mi y para todos es algo maravilloso. Esos recuerdos de juventud. Cuando sientes el despertar a la vida creo que dá igual el estatus social del que te ponga el destino. Pero yo creo que me puso en el lugar mas idóneo. Sólo te puedo decir que me he quedado corta en mi descripción pues no me gusta alargar mis escritos. Te puedo decir que sí conocía el mar, pero ese que describo... era para verlo. Gracias y un abrazo.
25-03-2011 21:30:02 M. Angeles.lopez dice:
Tienes razón. Y siento la necesidad y el placer de compartirlas. Si gustan, para mi es una satisfacción. Esa es mi riqueza almacenada. Gracias por tu opinión. Un abrazo.
25-03-2011 18:09:11 Totero dice:
Preciosa descripción del mar de espigas y de los campos renaciendo a la vida...¡La primamavera está haciendo estragos en ti María Ángeles...! Un abrazo
25-03-2011 16:41:29 Jose luisdelgado Rosa dice:
Querida Angeles. Las vivencias y añoranzas de tu niñez son tesoros acumulados en el cofre de la memoria, los que al compartirlos, nos sirves en la bandeja de tus recuerdos. Por ello, gracias y un abrazo.