Los niños de mis tiempos teníamos una gran inocencia muy propia de la infancia que, además, se acentuaba por la escasez informativa de cualquier tema. El contexto sociocultural hoy es distinto. Y los niños están mucho más avispados. No obstante, si los oímos, ellos siguen siendo muy inocentes y nos dejan cautivados con su limpieza de espíritu. Los niños creen todo lo que les contamos porque confían en nosotros. La inocencia refleja sorpresa, ilusión, imaginación... y eso, ellos lo traen incorporado a la vida. ¡Dejémonos sorprender! Sin ir más lejos, les contaré hoy un episodio de mi niñez.
En mi pueblo -Álora-, muy cerca del parque de la Cancula había una finca que le llamaban el matadero por encontrarse allí ubicado el matadero municipal; se encontraba justo en la salida del pueblo.
Alrededor de esta finca recuerdo dos viviendas. Allí tenían su casa las hermanas Calleja. También un señor que era el cartero del pueblo. Había un jardín con unos setos cortados como molduras, muy bien cuidados, llenos de pequeños árboles y cantidad de rosales muchos de unas rosas muy pequeñas que le llamaban de pitiminí.
Una tarde, mientras jugaba, quise cortar una de estas rosas, y mi asombro fue que había entre ellas unos caramelos de 'papa de menta' (posiblemente caídos allí por casualidad). Las corté y con aquella sorpresa corrí hacia la casa gritando que había encontrado un rosal que echaba caramelos.
A partir de este día, siempre que iba al jardín, corría hacia las rosas para tomar algún caramelo. Nunca faltaban. Tanta era mi convicción y mi sorpresa que conté a otras niñas el hallazgo y aquello parecía Lourdes, todas en peregrinación ante ese prodigio.
Durante un año nunca faltaron. Pasado ese tiempo, me marché a Málaga. Yo era muy niña, pero nunca pude olvidar ni los caramelos ni esos rosales. Siempre me preguntaba quién sería ese duende que los hacia crecer en un sitio así.
De vuelta a Álora, después de dos años, aún tenía en mi mente la idea fija. Y siempre que volvía a ese jardín buscaba las rosas de pitiminí. Pero... pasado un tiempo pregunté a la señorita Mari Ana, mi duda. Ella me lo aclaró todo.
¿Saben quién era ese duende? Don Antonio Becerra... quizás en mi pueblo algunos de su edad aún lo recuerden. El cartero local de aquellos años 50 y no sé cuántos más. Nunca lo he vuelto a ver. Mas siempre ha estado entre los recuerdos de mi niñez en Álora.
Preguntando a algunos amigos míos que lo conocieron bien, me dicen que era muy buena persona, afable amigo de la naturaleza, un ser que es bien recordado por ser buen hombre con el que se podía pasar unos ratos maravillosos, charlar mientras paseaban por el campo.
¡Miren los años que tengo y aún sigue en mi pensamiento! Él dejó en nuestras mentes inocentes ese recuerdo tan entrañable. El tiempo se encargó de desenmascarar esta historia que yo considero una anécdota causante de ilusiones en esa etapa de mi vida.
Don Antonio Becerra fue un ejemplo de que se puede hacer feliz a un niño con poquita cosa, mas para ello hay que tener un corazón 'grandote', lleno de amor.
El suyo debió ser uno de la talla XXL y, con él, disfrutaba viéndonos felices... Cosa que desde aquí quiero recordar con todo mi agradecimiento, ya que hizo que durante esta etapa de mi vida me sintiera la dueña de un hermoso jardín.
==============================P. D.: Cuando he abierto el ordenador he visto el lazo negro. Me he preguntado y enseguida he mirado la fecha, 11 de marzo. El cielo ha amanecido llorando a lágrima viva. Suenan unos truenos como en acción de protesta de tanta sangre derramada en Atocha. Otras miles de personas que tuvieron la desgracia de sufrir en sus carnes estos atentados del 11M jamás podrán olvidar tal atrocidad. Señor, me pregunto, ¿cómo puede caber tanta maldad en el ser humano? Hoy que cuento una historia, un ejemplo de generosidad del corazón, a todas esas personas que sufrieron este dolor, mis más entrañables recuerdos en este día.
14-03-2011 12:32:01 Maria angeles Lopez dice:
ResponderEliminarPara Antonio Vazquez. Mi agradecimiento por su felicitación. Me alegra su comentatio hacia esta persona. Como puede ver le tengo buenos recuerdos desde niña.
12-03-2011 23:12:15 M. Angeles.lopezaa dice:
Marisa, yo no sabía esa historia -de encargado del reloj del ayuntamiento- . Bien por comentarlo. No se si alguna de las niñas recuerdan esto de las rosas. Quizas si hacen memoria. Un abrazo y gracias.
12-03-2011 23:06:28 Maria angeles Lopez dice:
Amigo José. ¿Verdad que era muy bonachón?. Como te digo su corazón debió ser de una gran capacidad. ¡Otro perote que dejó huella! Gracias por tu comentario.
12-03-2011 23:00:43 M. Angeles.lopez dice:
Estimado amigo José Mª. Este señor por lo que veo no fué para mi sola ese cartero tan bueno. En Alora se le recuerda con mucho afecto. Y yo, Ya te cuento. Gracias por tu comentario.
12-03-2011 22:54:54 M. Angeles.lopez dice:
Estimado amigo José Luis. Gracias. Son árticúlos tomados de hechos y recuerdos de mi vida. Y el 11- M, no lo podía pasar por alto. Es algo que tendremos siempre presente. A ver si no se conoce nunca más un hecho parecido.¡Dios no lo permita!.
12-03-2011 22:51:55 Antonio Vazquez dice:
Entrañable historia, yo tambien fui uno de los afortunados de conocerlo aunque ya en sus ultimos años, realmente era una persona bondadosa y entrañable. Felicidades por tu articulo.
12-03-2011 19:25:00 marisa dice:
Muy bonita tu historia Ángeles.Yo también recuerdo a Don Antonio Becerra como una persona bondadosa y entrañable.Era quien se encargó durante mucho tiempo del reloj del Ayuntamiento. A las personas como él se las recuerdan siempre.
12-03-2011 18:31:31 Jose dice:
Tuve de las suerte de ser uno de "sus alumnos" en los paseos por el campo. Tenía un conocimiento de la botánica y de la aplicación de las plantas excepcional y, además, era un hombre bueno, de los de verdad.
12-03-2011 17:08:25 Totero dice:
Querida María Ángeles: Muchas veces los carteros son mensajeros de amor. En tu caso, sin llevarte ninguna carta, ciertamente lo fue... Un abrazo
12-03-2011 16:32:36 Jose Luis Delgado dice:
Querida Angeles. Doblemente mi felicitación y enhorabuena, por la grandiosidad de tu artículo y por la sentida recordación a las víctimas de Atocha