domingo, 15 de abril de 2012

Dos historias en el Atlántico

02-01-2011 11:31

Se ha desatado una tormenta. Me asomo a la cristalera de mi balcón. Hay una panorámica excelente sobre el mar. El cielo cubierto de nubes negras, de las que salen fulminantes resplandores. Son rayos serpenteando como si fuesen culebras, que caen al mar con presteza que simulan fuegos  artificiales iluminando todo el horizonte. Pasados unos segundos, oigo quejarse a las nubes, con sonidos muy profundos, tal vez sean lamentos. Como si no pudiesen soportar esos choques tan violentos.

Me detengo a meditar, y es cuando puedo comprender que este destello de luces que alumbran el firmamento, esa lluvia, esos truenos que tanto me sobrecogen, pasarán en un plazo de poco tiempo y más tarde dejarán ver. Unos campos preciosos todos florecidos.

A principio de febrero, veremos cómo empiezan a florecer los almendros y cómo, de sus troncos envejecidos, van brotando nuevos plantones. De seguido, allá por marzo, llegará la primavera, con los pájaros cantores que vuelven otra vez a sus nidos del año pasado. El campo se empezará a cubrir de flores multicolores que formarán una alfombra maravillosa.

Aquí, en Tenerife, en el Teide, nacerá la retama con su flor amarilla que le dará ese colorido tan especial que pone en el cada primavera el Gran Acuarelista, que vierte su pintura por todos los rincones de la isla para el disfrute de sus gentes y de sus visitantes.

Los jazmines y los geráneos empezarán a cubrir las fachadas de las casas blancas de mi pueblo.

Reacciono, vuelvo a mis pensamientos y todo esto sólo habrá quedado en mi recuerdo ante tanta maravilla. Y es que la mente es así: tiene tanta fantasía que de todo lo que sucede se inventa una poesía y se atreve a descubrir, en medio de los desiertos, flores donde no crecían.

Pienso ahora en la patera en la que hace su viaje una joven embarazada, que se ha lanzado a la aventura de su vida para que su hija nazca en un lugar mejor. Alguien le ha dicho que aquí se está muy bien. Ha vivido la misma tormenta que yo, desde un punto opuesto al mío. Mientras yo me siento satisfecha, con todas las comodidades, ella viene en la patera que la traerá a su 'tierra prometida'. Los brazos cruzados sobre el vientre donde se encuentra su hijo que está a punto de nacer.

El frío, los vaivenes de la barca que cruje como queriéndose partir en dos, hace que los dolores de parto se presenten antes de lo previsto. Falta poco para llegar. Alguien advierte esa sombra en el mar y acuden a su auxilio.

La joven que viaja sola, quizás por no tener pareja -sabe Dios por qué- rompe aguas y da a luz a su niña en la misma orilla, en la arena. Un policía del equipo de salvamento le presta asistencia al parto, se da cuenta de que la niña no tiene casi vida debido a la hipotermia. Él no tiene nada para darle calor, más que su cuerpo, y la mete bajo su ropa, junto a su pecho y cuando llega la Cruz Roja le tiemblan las manos, el corazón se acelera, siente el ritmo de sus latidos, esperando ver lo que el creía llevar -una niña sin vida- y la pone en las manos de la enfermera -que ya trae preparada una manta térmica- pensando que ha fallecido. Cuál es su emoción cuando advierte que respira. Es arropada rápidamente en la manta que le dará el calor necesario para llegar a la incubadora del hospital más cercano.

Se marcha la ambulancia, se aleja con esa nueva vida. Imagino los pensamientos que corren por la mente de este joven. Queda impresionado. Caen por su cara muchas lágrimas de alegría porque se siente feliz de haber conseguido dar ese calor necesario para mantener el pequeño cuerpo con vida. Creo que este hecho lo habrá dejado marcado mientras viva.

Hoy se ha escrito para el y esa niña un gran poema de amor, que deseo titular: "Dos historias en el Atlántico, en una noche de tormenta".

Para todos un feliz año nuevo. Es mi mayor deseo

1 comentario:

  1. 09-01-2011 23:14:40 aranzazu cejas dice:
    Me encanta leer lo que escribe, con esto q nos cuenta, me da mucha alegria de pensar que aun quedan personas maravillosas. Desde mi punto de vista para tener un trabajo asi te tiene q nacer, no todo el mundo esta preparado para ello. Un saludo

    03-01-2011 10:10:13 Maria angeles Lopez dice:
    Amigo José. Solo muchas gracias. Y contenta que alguien como tu, estés de acuerdo que el mundo tiene muchisímas personas de buena voluntad. Un afectuoso saludo.

    03-01-2011 10:06:42 Maria angeles Lopez dice:
    Estimado José Maria. Tengo conocimiento de que tanto el cuerpo de la policia, como el de salvamento marítimo, cruz roja etc. Son dignos de alabanzas. Más en este caso yo, simplemente hago mención al hecho de un caso muy puntual y sin ponderar su labor.Hago una alusión a como debió sentirse, un ser humano al saber que con su ayuda salva a otro ser y en este caso tan indefenso. MI AGRADECIMIENTO A TU COMENTARIO. Un saludo.

    03-01-2011 09:41:06 Maria angeles Lopez dice:
    Estimsdo Jose Luis. La primera parte de este relato, está basada en una noche de fuerte tormenta - no inventada - fué como la cuento. La otra historia creo que todos la pudieron ver y oir a través de las noticias. ¿Como fue mi percepción de los sucesos?. Ahi es donde entra mi opinión. Gracias por tu comentario. Un saludo.

    02-01-2011 18:29:09 Jose dice:
    ¡Qué historia más maravillosa! Y qué lección de solidaridad para los que aún pensamos que hay más gente buena que de la otra.

    02-01-2011 16:30:31 Totero dice:
    Querida María Ángeles: He tenido la suerte de convivir muchas veces con agentes como al que aludes en tu historia. Mucha gente cree que son héroes aislados, que la situaciones como las que describes son excepcionales, pero puedo asegurarse que no es así. La mayoría de ellos – casi todos – han hecho del servir a los demás su vida, y por eso no consideran que su hacer sea meritorio sino simplemente normal. Tu glosa a su figura es preciosa, pero seguramente él - de leerla - considerará que se ha limitado a los que ellos llaman “cumplir con su deber...” Un abrazo

    02-01-2011 13:57:10 Jose Luis Delgado Rosa dice:
    Tu relato es hermoso y realista, con una narrativa impecable que nos llega a los sentidos y nos toca el corazón. Desde Argentina, recibe un abrazo.

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