Querido Gaspar

05-01-2011 11:34

Querido Gaspar

He acompañado a mis nietos, que iban de la mano con sus padres y saltaban de alegría ilusionados, a la cabalgata de los Reyes Magos. ¡Qué miradas de inocencia! ¡Qué miradas de ilusión! Contemplaban absortos el desfile. El recorrido era toda una apoteosis. Había que ver y oír. Los niños, con sus cartas para entregarlas personalmente.

Mi pensamiento voló, se desplazó, perdiéndose en un sueño de mi infancia. "Eran otros tiempos". Me vi, como ellos hoy. Llevaba en mis manos una carta en la que, posiblemente, me expresara así:

Enero año 1953.
Querido Rey Gaspar: En esta noche, te pido... Una casa donde vivir, una muñeca, estar con mi familia y un poquito de turrón. ¿Te acordarás de mi?. Podía pensar que no, pero yo sé que eres un mago y tienes el poder de hacer muchas cosas. Gracias.

Reconozco que lo primero me lo distes. Esa casa estaba muy vieja, pero tenía un techo donde ampararme; allí viví muchos años, en ella me sentía como en un castillo encantado, aunque las ventanas eran sin cristales; tampoco faltaron murciélagos, y todo tipo de circunstancias, con las que me acostumbré a vivir junto a otras niñas.

Mi familia estaba lejos, no pudo ser; pero me distes unas personas que ocuparon ese lugar durante doce años. En mi vida fue un paliativo.

Una compañera me dijo que había que escribir a los tres Reyes, pues tú solo no podías con todos los encargos y que por eso me faltó el principal -mi familia-, así que durante mi vida le he ido escribiendo a los tres, pero con un poco de truco. Fui dejando las cartas en buzones distintos. Y eso dio buen resultado. Fue tanto lo que me trajisteis que no cabía de felicidad.

Hoy -ya vuelta a la realidad, y aplicando esto a mi recorrido desde entonces- te comento que en mi vida he sido muy, muy feliz. Recobré la familia sin perder a mi 'madre', Laura.

Conocí a un compañero con el cual realicé un recorrido de 40 años del 'camino' de la vida sintiéndome como una reina. Me trajisteis tres muñecas de verdad: Pepi, Toñi y Laura. Con ellas, mis sueños, se convirtieron en realidad. Un gratificante trabajo que me bastó para que ningún año nos faltaran los turrones que de niña te pedía. Vivo en una isla preciosa.

Ahora me habéis dado ocho nietos -aunque la vida se ha llevado a parte de mis seres queridos pues esa es 'su ley'- y soy todo lo feliz que se puede en este mundo. Tengo lo necesario. Sin dejar de echar en falta su presencia. Por todo esto, gracias, muchas gracias.

Han pasado muchos años. Empieza el 2011. Al igual que en aquel tiempo os escribo a los tres.

Mis deseos este año son distintos. Mis aspiraciones materiales están cubiertas. No quiero más para mí. Este año sólo os pido deseos del alma.

Juntos podéis traer a este mundo casas para los sintecho; pan, para los que no tienen. Familias que acojan a los huérfanos. Justicia. Que no existan más abusos. Amor en todos y disposición a compartirlo. Que tengamos armonía en la tierra.

Pero, sobre todo, os quiero hacer una petición muy especial. Traed coherencia para esas personas que se dedican a gobernar las naciones. Que no lo hagan para almacenar riquezas, sino por procurar el bien común.

Retirad de ellos el egoísmo. Que sus corazones se llenen de caridad, que conviertan el mundo en un lugar habitable. Limpiad sus corazones del odio, la envidia, la maldad. Que se acaben las guerras, que no tiren más bombas. Que reine siempre, siempre... ¡la paz!