El 2010 nos ha dejado. Parece mentira cómo corre el tiempo. Este año ha ido marcando el transcurrir de sus meses, primero con el terremoto de Haití, Chile, la fuga del petróleo en el Golfo de México y tantas, tantas otras cosas que nos han tenido en tensión continua. Para que todo no fuese malo, tras el derrumbe de la mina, el rescate de los mineros en Chile. Estas son algunas de las noticias que más me han impactado a nivel mundial.
En los años 60, esa década en la que la economía española subía como la espuma, empezaron a surgir noticias de cosas que me sorprendían. Los entendidos comentaban cómo sería la vida en el futuro, allá por el año 2000.
Nos presentaban documentales con esas casas de forma galáctica, parecían colmenas. Los trabajadores en las grandes superficies, como si fuesen hormigas, organizados de forma automática y en series. Los coches de ese futuro serían como naves del espacio. "Fantásticos". Las compras se harían desde las casas a través de computadoras. La enseñanza, tanto de lo mismo.
Yo sólo conozco un trocito de mundo muy reducido, si bien por los medios informativos sé que existen cosas muy sorprendentes. Una de ellas, que me asombra, es cómo se pueden realizar operaciones quirúrgicas a distancia. Me impresiona cómo se traspasan montañas, cómo se abren vías subterráneas, aéreas. El Ave, que me causa la misma sensación que el transistor en su día. Coches fantásticos para los ricos. Casas impresionantes. Para los mismos. Supermercados y grandes almacenes. La enseñanza... yo diría saturada, masificada.
Pero la vida sigue el curso de siempre. Con tantas diferencias de clases. Aunque yo soy la menos indicada para censurar.
Me tocó una infancia que si la comparo con la de hoy de la mayoría de niños españoles, es totalmente distinta. Ahora estamos muchísimo mejor. Tenemos más posesiones pero... nos comen los impuestos, esas hipotecas que han hecho retroceder gran parte de lo avanzado. O sea, que el ser humano sigue luchando por la vida lo mismo que siempre. Pero en algunos momentos no queda tiempo para disfrutar de todo eso. Se es menos libre.
Mientras, nos dedicamos a averiguar a través del adivino de turno que nos da sus visiones. Despedimos el año viejo con doce uvas, pensando que si no las acabamos con las campanadas de las doce de la noche, no conseguiremos tener un año venidero lleno de prosperidad, sin darnos cuenta de que fue un invento hecho por los italianos para echar fuera un excedente de la cosecha de la uva del año. Esto les funcionó y aquí estamos todos luchando para que nos de tiempo a consumirlas.
En fin, queridos amigos. Esta es la realidad.
08-01-2011 21:07:31 Jose Luis Delgado Rosa dice:
ResponderEliminarLeyendo tu artículo me viene a la memoria el viejo refrán "el mundo es un pañuelo", ya que la famosa globalización hizo de occidente un conjunto de comunidades de similares características sociales, tanto en lo individual como en lo colectivo, y donde sin importar la distancia física que pueda separar a sus naciones, todas ellas tienen problemáticas similares...Yo, aún siendo un crítico y quejoso incurable, tengo un eslogan propio para "ir tirando" en este rebaño humano donde todos parecemos autómatas abrumados por los problemas (que en verdad existen): VIVIR Y SOÑAR. Vivir lo mejor posible en nuestra convivencia con los demás, y soñar que "no todo está perdido en nuesta especie", confiando en un cambio positivo en un futuro no muy lejano,... ten siempre presente que después de la tormenta siempre viene la calma, y hablando de tormentas, ellas hicieron estragos este año en las vendimias de Mendoza, San Juan y La Rioja, es por eso que esta Nochevieja, no me quedó más remedio que recibir al nuevo año con doce cerezas. Desde Argentina un abrazo.
08-01-2011 16:29:54 Totero dice:
Lo más reiterativo y constante de cada fin de año, son los proyectos que todos hacemos para el venidero, tan fantásticos en cuanto a su finalidad, como efímeros en lo que concierne a su puesta en práctica. Pero como tú dices...¡ Una vez al año...! Un abrazo
08-01-2011 16:08:35 Jose dice:
Amiga Ángeles: todo está muy bien, pero ya lo dejó dicho don Antonio Machado -por cierto, el otro día tuve ocasión de sentarme en uno de los pupitres de su aula de Soria- "todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar".