Durante los tres primeros años de su vida, las relaciones del ser humano son las más intensas. Son las que produce el mayor placer y, a veces, el mayor dolor. En el círculo emocional de la familia o del centro donde se crían, es donde quedan unos a otros 'adheridos por el amor'.
Como el ser humano no elige familia, lugar, tipos de padres o tutores, sucede que en la vida una vez que son jóvenes y adultos, los psicólogos y educadores se encuentran casos muy dispares en la conducta del individuo, aún habiendo vivido en las mismas circunstancias paterno filiales.
Nos sorprendemos ante una noticia recibida por cualquier medio de comunicación. Yo siento todo el rechazo del acto delictivo: "Es negativo". Me satisface y me alegra cualquier acto digno de mención por destacar cosas positivas. Como pueden ser ciencias, letras, actos humanitarios, etc.
Pero cuando deseo saber qué ha pasado para que esto suceda, me aplico en conocer a la persona autora de el hecho en concreto.
Deduzco, que esos actos, en un sentido o en otro, son consecuencias de falta de afectividad, bien en un hogar donde han recibido ese contacto familiar o en un centro.
Descubrí más tarde el motivo de ese comportamiento. La niña, al entrar al nuevo colegio, oyó decir que las que se portaran mal serían expulsadas y sin pensar en consecuencias se dijo: A partir de ahora me portaré mal. Y así lo hizo.
La dejaron en una sala de estar, para que meditara sobre su conducta, pero sus ojos se encontraron de frente un gran crucifijo en la pared y, repentinamente, sintió mucha pena, no quería ser mala y pidió perdón.
Como vemos, la niña tomó esa actitud como una forma de conseguir su deseo, pero no fue lo acertado. Tuvo la suerte de recapacitar. Esa imagen de Cristo crucificado causó un sentimiento que la hizo arrepentirse y pedir perdón, demostrando así que no era mala persona, sino que utilizaba ese comportamiento como reclamo a su deseo.
Cuando veo esos jóvenes 'delincuentes' siempre siento un grado de decepción al pensar que quizás la vida no les dio ocasión en el momento oportuno para hacerles ver que lo que hacían no era lo correcto.
Otros niños tienen distintas reacciones en la misma situación. Hay que deducir que el sentimiento humano es muy complejo.
Pero, a pesar de todo, se ha comprobado que los que han disfrutado de sus tres primeros años en la armonía del hogar con el cariño de sus progenitores son los que quedan más adheridos al amor. Y si está en nuestras manos, aquí si podemos aplicar la frase: Más vale prevenir que curar.
Intentemos que nuestros niños gocen desde sus primeros años de las relaciones más íntimas con sus progenitores. Los niños necesitan padre-madre, seres necesarios para el desarrollo intelectual y afectivo.
24-01-2011 22:42:24 lara dice:
ResponderEliminarlo que se siembra y se cuida es lo que se recoge
28-10-2010 19:30:13 Jose dice:
Se deja ver una enorme carencia de afectividad; a un niño no se le quiere más porque se le compren más cosas. A veces una caricia y la proximidad de quienes lo quieren valen más que todos los regalos del mundo.
26-10-2010 20:13:53 Maria del Mar dice:
Es cierto lo que dice Mª Angeles. Soy tutora de Educación Infantil y se nota mucho los niños que son queridos en casa, aunque también tengo que ver con tristeza los que no lo son tanto. Con mi cariño y comprensión les hago ver que pueden contar conmigo, e intento encaminarlos para que comprendan que para todo en esta vida es necesario el esfuerzo, y si sus padres no son su referente intento serlo yo y darles parte de lo que carecen.